Preacher es un cómic de fantasía urbana posmoderna con estética wéstern, particularmente orientado a la acción trepidante, sátira, romance y horror corporal. Narra la historia del reverendo Jesse Custer, quien decide emprender una aventura, quizás la más antigua de la civilización: la búsqueda de Dios. Ahora bien, pese a su cargo religioso, Custer no es el más devoto ni santo de los hombres, ni se esfuerza en serlo. Su búsqueda no tiene la finalidad de que su Creador le dé un propósito a su existencia, sino que se propone hacerlo responder por haber abandonado su creación. Para su misión, Jesse tiene a su favor el haberse convertido en el huésped de una poderosa entidad: Génesis, un ser de doble naturaleza (angélica y demoníaca) que le confiere al reverendo la Voz, habilidad que le permite hacer que las personas obedezcan sus órdenes sin ningún tipo de reparo. Además del ente que aloja, compañeros habituales de Jesse en su viaje serán Cassidy, un vampiro irlandés que no tarda en convertirse en su mejor amigo, y Tulip O’Hare, una mujer de armas tomar (literalmente) que también es su interés amoroso.
Tras el predicador y sus amigos irán una serie de grupos con los más diversos intereses, entre los cuales podemos destacar: los ángeles, el clan L’Angelle y el Grial. El máximo representante del poder celestial que persigue a Génesis es el Santo de Los Asesinos, un legendario pistolero invencible. L’Angelle es el linaje materno del que desciende Jesse, una familia puritana en la que los hombres están predestinados a convertirse en reverendos al margen de su voluntad. El Grial es una organización religiosa apocalíptica vinculada al catolicismo que ha mostrado interés en Custer.
Provocadora hasta el tuétano
Se trata quizás de la obra más irreverente del guionista Garth Ennis. Su lectura requiere un criterio formado, no solo por el sexo y violencia explícitos, sino por la flexibilidad moral de sus personajes. Por otra parte, es un cómic políticamente incorrecto, con acontecimientos y diálogos que se podrían etiquetar como sacrílegos, si se olvida que es un producto de entretenimiento con un contenido ficticio, aunque evoque creencias religiosas. A lo largo de esta historia se exponen prácticamente todos los vicios de la sociedad moderna. Entre los personajes no se puede decir que haya buenos y malos. Aunque Jesse se esfuerza por hacer el bien, esto lo hace desde la moral del vaquero o el héroe de acción de películas de los ochenta, que se permite hacer daño o incluso matar por un noble propósito.
El aporte de Steve Dillon como artista es el que permite crear la atmósfera para el cruce entre el horror y el humor negro. Fiel a su estilo de ojos expresivos, a ratos feísta, con cierta facilidad para generar aversión hacia algunos personajes, aligera la transición de la lectura entre globos de diálogos que a veces son extensos (especialmente entre Jesse y Cassidy). A través del dibujo de los escenarios rurales es que se manifiesta abiertamente lo wéstern en este relato. Un detalle de forma es que cada viñeta, a lo largo de los 66 números de la serie, tiene bordes irregulares, lo que recuerda que el camino no es recto, las líneas en la realidad tienden a ser rugosas y zigzagueantes, como la vida misma.
En pos del sueño americano, pero con los ojos abiertos
La búsqueda de Dios del grupo de Jesse se desenvuelve principalmente en los Estados Unidos de América, con especial énfasis en los estados de Texas y Nueva York. La elección no parece casual, por una parte Texas sería ideal para contar una historia de vaqueros en la época contemporánea y, por otra, Nueva York representa las oportunidades que el país le ofrece a extranjeros, como fue el caso de los británicos cocreadores del cómic. Así que en varias ocasiones el nacionalismo de los personajes está a flor de piel y pese a atravesar penurias no dejan de reconocer lo grandioso que consideran aquel país de sueños. El predicador en el número 40 dice: “…ese es el problema hoy día con este país. Somos mejores que cualquiera en todo el maldito mundo, pero seguimos sin estar satisfechos. Simplemente no estamos contentos con quienes somos y lo que tenemos”.