El camino a la profesionalización en el mundo de la historieta no es lineal. No hay una única manera en la que pueda ser descrita la carrera de los creadores de cómics, sobre todo en Latinoamérica, donde la mayoría de los países no cuentan con una industria del cómic desarrollada. En el conversatorio “Orígenes Secretos”, en el marco de la Feria Internacional del Libro, tuvimos la oportunidad de conocer las crónicas detrás de las historietas. Cada autor ha tenido un recorrido muy particular en función de su origen, habilidades, escolaridad, pero con la constante de la perseverancia por difundir sus obras. A continuación, revisaremos el origen de estos creadores.

La oportunidad inesperada de Albert Weand

(Fuente: blueprintmanga.com)

El cómic no era la finalidad de Albert, incluso confiesa que su inspiración para el arte venía del anime. Al contar sobre cómo inició su cómic Blueprint, nos habla de un modo anecdótico sobre la manera como en su época de estudiante universitario fue abordado por Indi Pereira, a quien le llamaron la atención los dibujos de Weand, lo que la llevó a proponerle unirse a este proyecto. Albert no oculta que fue muy escéptico al principio sobre las posibilidades que tenían de llegar a lanzar un cómic en Panamá y cómo eventualmente, para su sorpresa, se volvió realidad luego de muchos años de trabajo.

Óscar Barriga, del sueño al emprendimiento

(Fuente: planetadelibros.com)

De niño, Óscar tenía claro su deseo de convertirse en escritor, sin embargo, el prejuicio social sobre la imposibilidad de vivir del arte lo llevó a estudiar una carrera más convencional, como la contabilidad. Pese a haber logrado la anhelada estabilidad laboral, su deseo de escribir no se extinguió del todo y fue así como nació Ayar, la leyenda de los inkas. Virginia Borja, hoy su esposa, le propuso replantearse su obra literaria inspirada en la mitología inca como un cómic. Con muchas dificultades logró imprimir las primeras mil copias de su cómic, pero no pudo venderlo en Perú. Una invitación inesperada a la Comic-Con de San Diego le permitió abrir los ojos sobre su nicho de mercado y competencia. Recientemente, ha logrado múltiples acuerdos para distribuir su cómic en varios países.

Salvador Sanz, creador total

(Fuente: goodreads.com)

Aunque Argentina cuenta con una de las industrias del cómic más pujantes en Latinoamérica con grandes editoriales, Salvador Sanz nos narra que en sus inicios prefirió la autoedición. Esta forma de trabajo le daba libertad creativa, pero le impedía llegar a un público mayor, incluso dentro de su país. Por esta razón, a partir del 2006, este guionista e ilustrador hizo su transición hacia el cómic comercial con la publicación de Legión, a través de la editorial Ivrea. La proyección que le dio esta obra le permitió publicar de forma profesional y tener una mayor exposición en mercados extranjeros.  Salvador aborda principalmente temas de horror, fantasía y ciencia ficción que pueden ser comprendidos en cualquier país. Esto le ha servido para entrar con fuerza en un mercado con barreras lingüísticas y culturales como Brasil.

Ernesto Saade, dibujante de realidades

El cómic Mojados está basado en una historia real de migración ilegal en búsqueda del sueño americano. (Fuente: behance.net)

Desde muy joven, Ernesto sintió fascinación por el dibujo, lo que lo llevó a hacer de la arquitectura su carrera. Ese camino lo hizo especializarse en la elaboración de presupuestos en empresas de construcción. Desmotivado por lo que hacía, se replanteó sus intereses y comenzó a trabajar en un libro sobre la emigración, pero finalmente sintió que el cómic era el medio idóneo para hacerla realidad. Tardó varios años en llevarla a ejecución, pues resultaba difícil dejar la estabilidad laboral; pero cuando tomó la decisión, se preparó académicamente para ello. Tuvo dificultades para conseguir trabajo como ilustrador de cómics en El Salvador, pero finalmente logró presentar y ejecutar un proyecto de cómic de temática social con FUNDASAL. Su próximo objetivo es publicar de manera comercial.

Ian Cooke Tapia y el cómic educativo

(Fuente: stri.si.edu)

Ian resalta la fortuna que ha tenido al trabajar en Martina y el Puente del Tiempo, un proyecto colaborativo con el investigador científico Aaron O’Dea, con el apoyo de la SENACYT, el Instituto Smithsonian y el Biomuseo. La propuesta inicial de este proyecto de divulgación científica era hacerlo a través de un libro ilustrado, pero finalmente se acordó que el mejor formato sería de cómic, pese a que conllevó más trabajo del esperado. Destaca que ha descubierto el alcance del medio, no solo para la fantasía y ficción, que se ve usualmente, sino como un medio de comunicación social para toda la familia.

No te pierdas el conversatorio completo en el canal de Youtube de la Cámara Panameña del Libro haciendo clic aquí.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí