La actualidad de Ernesto Guevara de la Serna y sus ideas es siempre impresionante, pero también la forma como su presencia en el escenario político latinoamericano echó raíces y difundió pensamientos que desafiaron los preceptos históricos y políticos establecidos en las naciones del continente. De ahí la importancia de un cómic como Morir por el Che (Loco Rabia, 2013), por su intrigante guion y arte que envuelve una trama que merece ser conocida por los lectores.
Morir por el Che es muy singular. Reproduce el histórico viaje a Uruguay del comandante Che Guevara y todas sus repercusiones en la sociedad y la prensa local, mezclando aspectos reales y ficticios, en un cómic creado por Pablo Roy Leguisamo, Marcos Vergara y Caio Di Lorenzo.
La obra ganó los Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay en 2012 y hace más que narrar una hazaña histórica, parte de un meticuloso trabajo de rescate de la documentación, el discurso del Che (transcrito del audio original), por ejemplo; reproduce palabra por palabra lo que dijo este líder a su paso por el país. El cómic nos ofrece la ficción histórica más certera posible, con reproducciones fieles de portadas de periódicos y otros hechos que están vinculados a sus días en este país, como las relaciones de los personajes reales que aparecen (por ejemplo, el agente de la KGB y Ramírez).
Los hechos retratados en agosto de 1961, luego de la visita del Che a Uruguay, muestran claramente las características de un período contradictorio, en el que la violencia y la ingenuidad se mezclaron en el entorno político y social de Latinoamérica. Grupos de izquierda y derecha, influenciados por agentes de la CIA y la KGB, estaban involucrados en una red de espionaje que sobrepasaba el entendimiento de ambos lados.
El cómic tiene lugar en el año en que Guevara visitó Uruguay en su calidad de ministro de Industria y presidente del Banco Nacional de Cuba para participar en una Conferencia en Punta del Este, se trataba de una reunión extraordinaria del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES); acá se crearía la denominada Alianza para el Progreso. Los autores se centran en este momento de la vida de Ernesto Guevara y, a partir de ahí, despliegan múltiples matices que nos presentan desde el pasado hasta nuestro presente.
Esos días que pasó el Che en Uruguay son el contexto para describir el espíritu de esa época, no solo en Uruguay, sino en toda América que comparte historias similares. En aquellos primeros años de la década de 1960, emanaron de la Cuba revolucionaria ideas que parecían hacer realidad los sueños socialistas y como tales, empezaron a ser las banderas de muchos grupos militantes y partidos políticos.
Roy, Vergara y Di Lorenzo logran presentar toda la historia de una manera sutil y precisa. El guion parte de una verdadera hazaña histórica que tuvo lugar durante la visita de Guevara a Uruguay: mientras hablaba en la universidad, el profesor Arbelio Ramírez fue asesinado en misteriosas circunstancias. El misterio fue tal que se crearon múltiples teorías, se escribieron libros, se hicieron películas y ahora también tenemos este cómic sobre el facto.
Marcos Vergara es fundamental para la vívida presentación de Guevara en estas páginas, ya que le da energía y movimiento a un cuerpo que solo hemos visto en fotografías históricas. El guion de Roy también está lleno de virtudes, marcando el ritmo de la narración, presentando personajes y situaciones, contrastando escenas de personajes ideológicamente opuestos.
El asesinato de Arbelio Ramírez fue posteriormente nombrado como la primera muerte por motivos políticos en ese país en ese momento, siendo así una marca de violencia política en Uruguay. Y, como tal, también se identifica con los hechos que ocurrieron en países vecinos al mismo tiempo, como en Brasil y Argentina.
Es por eso por lo que Morir por el Che narra una historia basada en la realidad y transmite el espíritu de una época, pero también desafía al lector de hoy sobre lo sucedido que aún tiene heridas abiertas varias décadas después.