Por Paquita Armas Fonseca

En uno de los viajes que realizó a Cuba, el italiano Dario Mogno, quizás el coleccionista más ampliamente diverso de la historieta nacional, me dijo que había localizado a Rafael Fornés, el padre de Sabino.

En el 2003, dos años antes de que muriera, lo entrevisté en su apartamento de El Vedado. Tenía 86 años y una memoria descomunal.

Sin haber cumplido dos décadas, publicó su historieta José Dolores, en el periódico Avance. Comenzó a dibujar de niño gracias a un curso por correspondencia: “No seguí las clases, leí los papeles y así aprendí”.

Después me dijo queasistí a la Villate, una escuela patrocinada por la Sociedad Económica de Amigos del País, que estaba en el Cerro, concurrí como quince días, luego en San Alejandro estuve un mes… en todas estas escuelas se enseñaba el arte griego, pero mi impaciencia era muy grande”.

 ¿Qué historietas leía?: “Las americanas, que eran las que circulaban en Cuba. Me gustaban mucho las de El príncipe valiente”.

¿Cómo nace José Dolores? Respondió sin tomar el aire:

“Me fui al periódico Avance en el año 35 o el 36 y le propuse al director hacer gráficas, resúmenes de varias noticias. Era un periódico de la tarde, las noticias del cable llegaban desde la una y yo tenía que leerlas, también lo que mandaban los corresponsales.

Empezaba a dibujar rápidamente y lo entregaba. Era un trabajo muy precipitado, hasta que el director me dijo que en un periódico de la tarde era imposible hacer eso. Pero a la vez para el suplemento de los sábados publicaba José Dolores, que reflejaba el mundo marginal. Me inspiré en un negro, alto, apuesto, le decían King Kong, que era clavadista en una playita a la que yo iba. Lo dibujaba de memoria. Con la figura de ese hombre contaba historias.

No la consideré como una obra de ficción, sino más bien como la reproducción, con humor, del ambiente de nuestros barrios marginales. Para mantener la frecuencia de mi producción, tenía que idear los hechos, pero nunca considerando que estos tuvieran algo en común con las tiras de muñequitos importadas. Yo no dejé de hacer las historietas de José Dolores porque quise, el periódico quebró y ya yo no hacía falta”.

A esa época le siguió otra de retocador de fotos en el periódico Información y colaboraba con la revista Carteles. Dos de sus piezas ganaron el premio periodístico Juan Gualberto Gómez. Cuando nació su primer hijo necesitaba dinero y empieza otra historia:

“Pedí un espacio para colocar una tira cómica en Información, donde salían otras historietas hechas en Cuba. Allí publiqué mi personaje Sabino. Al principio con la simple intención de hacer un chiste sencillo, similar a los de las otras tiras gráficas que se publicaban en el diario, pero rápidamente comprendí que al lector se le podía decir algo más. Entonces el subdirector de Información me llamó a su oficina y me dijo: ‘Fornés, usted está queriendo decirles cosas a los lectores de Información. No les diga nada. Los lectores de Información son imbéciles’. Yo renuncié a seguir publicando mi historieta. Cuando tenía diecinueve años podía pensar que había mucho de gracioso en la conducta de los personajes de los barrios marginales, e hice a José Dolores. Ya a los cuarenta había descubierto que también podía haber mucho de gracia en la conducta formal del hombre, e hice a Sabino.”

¿Entonces Sabino nació en 1957? Responde sintético: “¿Cómo decir una fecha si Sabino nace cada día? ¡Si yo fuera como Sabino, tampoco podría decirte mi edad! Sabino es huérfano de ideas, de ingenio, tal vez en eso puede radicar su originalidad.”

Lo cierto es que tanto Sabino, un “muñequito raro”, nada banal, un tanto filosófico, igual que el Salomón de Chago Armada, siguen siendo referentes en la historieta cubana.

Fornés le escribió a su hermana: “Si en José Dolores puede apreciarse lo que es el reflejo de una época, con humor, ya pasada, en Sabino tenemos ya una expresión de un humor de una calidad poética y filosófica no antes presentada en el género de historietas cómicas”.

“El carácter de Sabino es el de un espectador, y no le cabe estar en actitud de estarse irguiendo, a favor o en contra de nadie, ni de nada,” le dijo a Samuel Feijóo. (*)

El reconocido escritor escribió: “Rafael Fornés es un dibujante que ha creado en nuestra gráfica un personaje singular: Sabino. Cargado de problemas, enigmas más o menos solubles, sugerencias, ironías benévolas y perplejidades sin hiel, Sabino es personaje único en la gráfica mundial por sus rasgos y por su acción interior”.

Fundador y director de El Pitirre, suplemento humorístico del periódico La Calle (del que en algún momento escribiré), el creador de Sabino disfrutó al final de su vida, y lúcido todavía, de un poco de divulgación, no la que se merece, pero por lo menos no murió en el anonimato.

(*) Samuel Feijóo Rodríguez. (1914-1992) Escritor y artista cubano. Fue conocido por su poesía y su narrativa, así como por su trabajo como dibujante y pintor.


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Soy cubana por nacimiento y orgullo, y periodista por vocación y profesión. Empecé como reportera en el Periódico ¡Ahora!, de Holguín, y en La Habana he trabajado en las Revistas Somos Jóvenes (jefa de redacción), El Caimán Barbudo, (jefa de redacción y directora), Radio Reloj, Revista Pionero y Alma mater. En todas las publicaciones he impulsado la promoción del cómic y el dibujo animado, incluso en Radio Reloj, emisora en la que mantuve semanalmente la sección La vida en cuadritos por varios años, en la década del 90. Esas entrevistas y cometarios acerca de la historieta devino libro en 1993, con el mismo nombre y ganó el premio La palma real, en un encuentro iberoamericano de historietistas. En la década siguiente retomé la sección en la revista digital La jiribilla, con entrevistas y comentarios. Escribo sobre audiovisuales en Cubadebate, La Jiribilla, El Caimán Barbudo, el Portal de la televisión Cubana (donde tengo una columna) y otros órganos de prensa.

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