El Sandman, de Neil Gaiman, es una obra multipremiada que no necesita presentación, un clásico para lectores habituales o casuales del medio. Una de las razones por la que esta obra se ha ganado un sitial tan prestigioso es por el manejo de una mitología tan abarcadora que puede contener desde los mitos más antiguos, generados por la tradición oral, hasta aquellos más modernos, concebidos por la literatura o los propios de la editorial, además de aquellos que introduce el autor.
De sueños a mitos
Todo parte de la premisa del protagonista, Sueño (también llamado Morfeo, Oneiros, Arenero), del cual se deja claro que es algo superior a un dios del sueño como tradicionalmente se había concebido. Es por ello por lo que, a lo largo de la obra, se suele presentar simplemente como Sueño, con toda ambigüedad del concepto que abarca tanto los sueños que aparecen al dormir como las historias fantásticas que se conciben en la mente (también se le denomina “Príncipe de los Cuentos”) e incluso los sueños definidos como una situación anhelada. Y es que, al adjudicarse el título del “Príncipe de los Cuentos”, queda enmarcada en los confines de su reino, o principado en este caso, toda la tradición narrativa de la existencia, porque ni siquiera se reduce solo a la humanidad ni a los seres vivos como los entendemos nosotros. Dentro de esta tradición narrativa se incluye una diversidad de mitologías (grecorromana, judeocristiana, nórdica, japonesa, egipcia, entre otras) que el autor logra integrar de manera orgánica en la serie. El clímax de este sincretismo de mitos se da en el arco de “Estación de Nieblas” cuando ángeles, hadas, dioses y demonios de diversas tradiciones, se reúnen para disputar la posesión del Infierno dantesco. A lo largo del resto de la serie los encuentros entre seres de distintas tradiciones mitológicas clásicas no son tan frecuentes, lo que tiene sentido al considerar que estos mitos existen por separado en la psiquis, por lo que no sería consecuente asociarlos frecuentemente.
De esta forma, en Sandman se propone una mitología de mitologías, es decir, se logra una estructura narrativa que puede asimilar todas las mitologías previas, usando a su panteón particular, los Eternos, especialmente a Sueño, como el punto en el que convergen estos mitos. Adicionalmente se reivindica en sus páginas el valor de la mitología antigua para nuestra época; una muestra excelsa de esto es La Canción de Orfeo, basada en gran medida en el mito griego original, manteniendo la enseñanza para la cual fue concebido, y las adaptaciones introducidas solo son las necesarias para conservar la historia en el universo hilado por la serie. Frecuentemente en los diálogos se defiende la relevancia de los cuentos como instrumentos eficientes para preservar la esencia de los pueblos, independientemente de su veracidad. Esto último se aprecia en “Cuentos en la arena”, donde en una parte se explica de manera fantástica el color café de un ave, lo cual en nuestros días ya tiene explicaciones enmarcadas en la ciencia, pero esto no aminora la belleza del relato ni el mensaje subyacente. Se trata de apreciar los mitos en su justa dimensión y no como una fuente de verdad objetiva.
Trascendencia
Al ponderarse en la obra el valor de las narraciones de los más diversos orígenes se hace de manera implícita un ejercicio de reconciliación humana inigualable. En Sandman se tratan mitologías asociadas o no a religiones vigentes con el mayor respeto posible. No hay ningún indicio de imponer o despreciar alguna cosmovisión, sino que se abraza la posibilidad de tolerar su coexistencia, lo que se evidencia de manera recurrente con la forma como procede Muerte, hermana mayor de Sueño, que sirve de transición al final de la vida, pero deja que las almas tomen un rumbo acorde con sus particulares creencias. Quizás uno de los momentos en los que se deja mayor claridad sobre la postura de los Eternos con respecto a las religiones es en “Ramadán”, cuando Morfeo se niega a beber licor o ingerir alimentos para no romper el ayuno de la época, aun sin ser musulmán porque él, a su manera, es de todas las fes.
Aunque la obra original en sus 75 números es genial, quizás uno de los mayores méritos de Sandman ha sido sentar bases sólidas para un universo en el que los creadores tienen posibilidades casi infinitas de continuar explorando tradiciones mitológicas de todos los rincones del mundo y, de esta forma, contribuir a su preservación en la memoria colectiva.