Como preámbulo al evento “Titanes del Cómic: grandes artistas iberoamericanos”, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Panamá 2021, Roberto Díaz tuvo un interesante conversatorio con el aclamado artista argentino Eduardo Risso, quien es sin duda uno de los creadores contemporáneos más notables en el medio del cómic. Conocido internacionalmente por sus colaboraciones con Brian Azzarello, que incluyen obras como Batman: ciudad rota, 100 Balas y Moonshine, esta última aún en publicación. El autor compartió de manera amena su experiencia en los distintos mercados de occidente, su perspectiva artística de la historieta, la labor que realiza para apoyar a las nuevas generaciones de creadores y mucho más.

Parque Chas, el cómic que le abrió el camino a Risso en Europa. (Fuente: srgeekarg.com)

La apuesta por el arte

En el mundo del cómic, tal vez por su necesidad de mercadeo masivo para subsistir, los artistas corren el riesgo de perderse en la industria y no lograr hacer arte propiamente. Confiesa Risso que en sus inicios como dibujante, en la editorial Columba, se le había ordenado seguir el estilo de otros autores de referencia, lo cual él acató solo durante algunos meses, ya que luego comenzaría a experimentar publicaciones con un estilo más personal: “Por suerte me jugué la apuesta y valió la pena, y el producto que yo hacía se vendía, de otra manera me hubieran echado. Como no me echaron seguí adelante, seguí poniéndole más a mi estilo y desprendiéndome de lo que venía haciendo”, cuenta el autor.

Otro aspecto que según Risso dificulta el desarrollo artístico es el frenético ritmo de publicación de las grandes editoriales, que no deja el tiempo ni la energía necesarios para que el artista experimente o juegue con su estilo: “Ahí lamentablemente no estás haciendo arte, tenés que dejar muchas cosas de lado para hacer un producto que les sirva a ellos”, sentencia. Nos confiesa que ese fue su motivo principal para abandonar las editoriales para las que trabajó a inicios de su carrera en Argentina e Italia.

Reconoce que, en este sentido, la transición al mercado estadounidense, donde se le exigía la mitad de las páginas al mes (22 págs.) que en Italia (44 págs.), le dio las condiciones para crecer artísticamente, al tiempo que le remuneraban satisfactoriamente por su trabajo. Curiosamente, al principio el mercado americano no le resultaba atractivo por el régimen del superhéroe, del cual es crítico, pero pronto descubriría que ese mercado era lo suficientemente amplio como para permitirle trabajar en proyectos interesantes para él.

Video Noir fue una de las tantas colaboraciones de Risso con el escritor Carlos Trillo. (Fuente: entelequia.com.ar)

Un cambio en la manera de hacer cómics

Al conversar sobre sus influencias artísticas, Risso es categórico al señalar que la ruptura de estilos que se produjo en Europa, específicamente en Francia, con el movimiento encabezado por autores como Moebius, Enki Bilal, entre otros, llegó de manera imprevista a la Argentina. Lo describe como “un shock de agua fría”. Aclara que esto no solo sucedió en Argentina, sino que incluso en Estados Unidos ha conocido grandes autores cuyo trabajo se inspiraría en esa revolución del cómic europeo. Esto sin olvidar de ningún modo el aporte de la escuela argentina, sobre la que resalta: “pongo en primer lugar a nuestro querido Viejo, Alberto Breccia, que fue un poco el pilar de esa escuela y la mayoría nos nutrimos de ellos, pero después siguieron varias generaciones, entre las que estaban José Muñoz, [Domingo] Mandrafina y un montón más”.

Trabajo en equipo

La publicación de 100 Balas, con guion de Brian Azzarello, le dio a Risso reconocimiento mundial. (Fuente: zonanegativa.com)

Es fácil relacionar el nombre de Eduardo Risso con dos grandes escritores, su compatriota, Carlos Trillo, con quien trabajó 11 años durante su etapa europea, y Brian Azzarello, con quien sigue colaborando en el mercado americano y en cuya asociación logró el reconocimiento global. No es casual esta estabilidad que ha caracterizado a Risso con sus escritores, de los cuales habla con gratitud: “En verdad yo obtuve, tanto de él [Trillo] como lo obtengo de Azzarello, algo que es imprescindible para cualquier autor, que es la libertad de hacer lo que uno quiere. Comparado con el cine, si ellos son los guionistas, a nosotros nos dan la posibilidad de ser el director, camarógrafo, escenógrafo, iluminador, todo, incluso narrador. Eso para mí es muy importante para conformar un buen equipo. Cuando se tiene un buen equipo, hay que tratar de mantenerlo, porque no es fácil, es eso lo que tratamos de hacer ahora con Azzarello” nos dijo.

Visión

Al hablar del futuro, Eduardo Risso se muestra optimista, tanto por los nuevos talentos que ascienden en el cómic latinoamericano, como por las oportunidades que da la tecnología para la difusión del noveno arte. Hace su contribución particular para motorizar la industria del cómic y ayudar al relevo generacional en el arte de la historieta, al organizar la convención anual Crack Bang Boom en Argentina.

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Nacido el 22 de agosto de 1986, panameño, ingeniero electrónico y de telecomunicaciones. Desde muy temprana edad tuvo contacto con las historietas a través de Condorito y el semanario El Camaleón, posteriormente con historietas de Disney. Hacia el final de su adolescencia comienza a interesarse por las ciencias políticas y las humanidades. Su inquietud intelectual lo lleva a leer los textos clásicos, principalmente filosóficos y trágicos. Durante ese andar por las librerías en 2017 se encuentra con los cómics de la línea Vertigo, resurgiendo así su interés por el medio, acompañado del afán por divulgar los alcances, bondades y posibilidades del noveno arte.

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